Sin la tensión dramática de Juegos de Tronos, sin el coctel de violencia y sexo de Spartacus, esta nueva serie histórica es más convencional. Adolece de rostros populares, a excepción de Gabryel Birne como el villano de la história que se centra en un viaje hacia el oeste y las famosas incursiones de este pueblo bárbaro. Después de los dos primeros capítulos aún no ha despegado el interés en unos personajes desdibujados y sin carisma rumbo a poniente en una pequeña embarcación y con una fotografía sin brilo de unos paisajes nublados y sucios.
Lejos queda la película de Richard Fleiser con Kirk Douglas y Tony Curtis e incluso aquellos dibujos de Vicky el vikingo.
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