miércoles, 13 de agosto de 2014

TRANCE

Si Tarsem Sihng nos mareó con La Celda y Christopher Nolan nos llevó al mundo de los sueños con Origen, ahora Danny Boyle nos mete en un laberinto sin salida pero con infinitos recovecos, y multitud de trampas y trucos para llevarnos justo a donde el quiere.

Poco importa donde esté el dichoso cuadro, mientras sepas si todo es real o simplemente se trata de una pesadilla o de un mal viaje de LSD mezclado con peyote.

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