Matalos suavemente pertenece a la nueva tendencia del actual cine negro, cuyos principales representantes son Quentin Tarantino y Guy Ritchie.
Es decir, la violencia presentada como una forma de arte estético (ver la paliza a Ray Liotta y su ejecución a cámara lenta) acompañada de unos dialogos que quieren ser ingeniosos, pero se quedan en citas semicultas del diccionario secreto de Cela.
Todo ello enmarcado en las elecciones presidenciales ganadas por Obama y la naciente crisis financiera que hace comentar al protagonista que los Estados Unidos no es una nación sino un negocio.
Destacar, de todas formas, las interpretaciones de esos cuatro pesos pesados: Brad Pitt, sobrio y contenido como el frio asesino a sueldo. Richard Jeckins, correcto como su empleador. James Gandolfini, inmenso como el matón alcoholico y putero y Ray Liotta perplejo, como el sufridor pagano.
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