Como decía. Steve Wonder: "Si bebes, no pilotes".
Zemeckis abandona aquí los efectos especiales por los que es famoso para
centrarse en un personaje antipático que se pasa toda la película
girando sobre lo mismo sin avanzar un apice en su intento de ganarse al
público.
Un Denzel Washington cargadito y cargante construye un nuevo personaje
al limite, como ya hizo en Training Day. Un personaje al que es dificil
tomar cariño por muchos esfuerzos e intentos que haga por redimirse. Ni
siquiera el patético arrepentimiento final es creible en esta increible
historia basada en un hecho real.
Puede que no sea tan mala como a mí me ha parecido. Quizá es que nunca
he podido soportar a los borrachos y drogadictos. No me gustó Teniente
Corrupto ni Leaving Las Vegas, No he querido nunca ver Trainsporting y
no aguanto la filmografía completa de Eloy de la Iglesia.
Por lo cual creo que serán perjuicios. I'm sorry.
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