sábado, 17 de mayo de 2014

LA CAZA

En 1961 William Willer unió a Shirley McLaine y Audrey Hepbrum en una historia donde las habladurías y chismes de unas colegialas ponía en apuros a dos colegialas. Mas recientemente Meryl Streep y Philiph Seymour Hoffman se enfrentaban en La Duda en otra película sobre la sospecha.

Son muchas las historias que demuestran lo peligroso que es hacer juicios de valores sin pruebas. Se ve todos los días. Los medios de comunicación se encargan de setenciár a presuntos antes de tiempo.

Pero si vemos a la vez un bosque, ciervos, una escopeta y a Mads Mikkelsen, lo primero que pensamos es que se trata de otro capítulo de la serie Hannibal, y por tanto tiene que ser culpable, aunque cambie su expresión desde el frío calculo a la de asustadizo perplejo.

Por otra parte, lo que de verdad asusta es el calvario por la que pasa este hombre sin comerlo sin beberlo, y ver la tensión creciente entre el vecindario sin hallar si quiera a un Marlon Brando que saque la cara por este Robert Redford de esta otra Jauría humana.

Hay un par de cosas que no me cuadran:

- ¿Donde se ha visto que un negocio renuncie a un posible cliente? El dinero no entiende de colores.

- El epílogo como si no hubiera pasado nada, innecesario y algo confuso.

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