Esta obra casi teatral, con un peculiar uso del color en escenarios y
vestuario para delimitar los tres ambientes en los que transcurre lla
historia: azul verdoso (cocina), rojo (salón comedor) y blanco
(servicios), se convierte en una orgía de comida sexo y violencia. Muy
alejada de la innumerable series de películas sobre cocina, aquí el mal
gusto campa por sus respetos.
Fiel heredera de La Gran Comilona de Marco Ferreri y referente de
Delicatessen de Jeunot, consigue en algunos momentos fascinar y en otros
no poder evitar las nauseas.
Es curioso tambien ver desnuda a su majestad the Queen Helen Mirren cuando aún no era tan conocida.
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