lunes, 22 de julio de 2013

EL ESPEJO

Alfred Hitchkock dijo en cierta ocasión que no le gustaba trabaja ni con animales, ni con niños porque son impredecibles.

Más o menos es lo que nos quiere hacer creer Panari en esta película sobre una niña perdida en medio de la gran ciudad
spoiler:
que a media película acaba con todo el tringlado y se niega a seguir actuando por una inexplicable rabieta. ¿Y ahora que hacemos?

Que no cunda el pánico. Si quiere volver a su casa, la seguimos y seguimos rodando. Y aquí está el fallo de esta película porque... que casualidad, que la niña real se vuelve a perder como su personaje, osea, que se le ve el truco al mago.

Da la sensación de que es un recurso por no saber como acabar la primera história, o, lo que es peor, el recurso tan usado (y ya criticado en otras ocasiones) del naturalismo artificioso.

Es cuando sales del cine y el único comentario que se te ocurre es: "pues vaya".
 
 

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