martes, 25 de diciembre de 2012

PELÍCULAS PARA UNA ÉPOCA

Pasó el fin del mundo y aún seguimos aquí, con los mismos problemas que teníamos antes. Unos problemas que el cine, atento a la realidad, refleja a traves del tiempo.

Ayer, después de que todos los asistentes a la tradicional cena de Nochebuena se retiraran, me quedé solo viendo una joya cinematográfica que aún no había tenido oportunidad de ver completa: Metrópolis de Frizt Lang. Y a pesar del tiempo transcurrido desde su realización, trata de un tema completamente vigente: la lucha de clases, la diferencia entre obreros y empresarios. Una historia que mezcla la ciencia-ficción, el terror, el cine social y el romanticismo, y que a pesar de cierto toque religioso, con moraleja y moralina final, recuerda otras obras como Un Mundo Feliz de Huxley (la masa obrera robotizada) o La Máquina del Tiempo de H. G. Wells, (las dos razas del mundo futuro, los eloins que vivian por el placer y los esclavizados Morlocks del mundo subterraneo), así como ha servido de inspiración a otras obras como Tiempos Modernos de Chaplin o a las Metrópolis y Gothan City de Supermán y Batman  Recordar así mismo un famoso videoclip de Quenn

En cuanto a su valor cinematográfico, poco hay que añadir. Teniendo en cuenta que se trataba de una copia hace poco restaurada y ampliada gracias a unos cortes encontrados hace poco en Argentina, que amplían la anteriór restauración de los años 80 coloreada y con música de Giorgio Moroder, sus 140 minutos no se hacen largos debido a un narración con ritmo y sus dosis justas de suspense que no la han envejecido en absoluto.

Como curiosidad, y para los aficionados a sacar parecidos, fijense en el papel del robot convertido en la dulce María pero en mala. Sus ojos saltones y su maléfica sonrisa me hizo recordar a la humorista Eva Hache, era totálmente idénticas.

FE DE ERRATAS. En un anterior artículo dedicados a los androides señalé que el robot tomaba la facciones de la hija del inventor. Es lo que pasa al hablar de algo por oídas, pues María y el inventor no tenían ningún parentesco entre ellos. Así como no queda claro su relación con la esposa fallecida del empresario Fenderer.
  

Totalmente distinta, pero una buena metáfora del momento actual, es la película In Time. Cuyo argumento de ciencia-ficción plantea una premisa de lo más interesante. ¿Que pasaría en una sociedad donde la moneda de cambio fuera el tiempo? Donde la clase acomodada fuese casi inmortal a costa de la clase baja que tendría que vivir día a día, cuando no morir por haber agotado su tiempo (un año a partir de los 25). Aparte de lo irreal de la premisa, se puede trasladar con facilidad a la crisis económica que estamos viviendo, donde conviven parados y deshauciados con defraudadores y banqueros con liquidaciones multimillonarias. Y luego dicen algunos que confiemos en los políticos, anda ya, que se lo cuente a los elefantes que tienen buena memoria.

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