martes, 26 de marzo de 2013

ARGO

¿Que características debe tener una película para ser merecedora de un oscar? ¿Estar basada en un hecho real? Bien. ¿Dejar en buen lugar al gobierno de EEUU? Vale. ¿Despertar el interes del espectador? Ni fú, ni fa.

Es en este punto donde falla la película. Lo que podría haber sido una interesante película de espías, con acción e intriga, se convierte en un apagado documento histórico contado como un reportaje de Informe Semanal, que solo en la última media hora logra imprimir algo de tensión por ver si los rehenes, liberados por el porfiado Ben Affleck, pueden subir al avión sin ser descubiertos.

Hasta entonces, hemos asistido a los preparativos del plán y a la residencia en la embajada canadiense, sin el mínimo interés por unos personajes frios y sin carisma con los que poder identificarse.

Menos mal que el tio Oscar se ha acordado de ellos, porque sino, se hubieran quedado en Irán sin que nadie se hubiera acordado de ellos.

Si hay que destacar algo, serían las actuaciones de los siempre eficaces secundarios John Goodman y Allan Arkin, como los productores de la ficticia película Argo, que desarrollan un subargumento que recuerda a John Travolta y Danny de Vito en Como Conquistar Hollywood. Quizá si esta historia se hubiese desarrollado algo más, la película sería más entretenida. 



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