domingo, 22 de septiembre de 2013

FUNNY GAMES

En esta película (y en su gemela americana) Haneke nos despierta el mister Hide que todos llevamos dentro. Nuestro sentido común quiere ponerse del lado de los secuestrados, eso sería lo correcto. Pero Haneke manipula al espectador para que la pareja de jóvenes psicópatas vaya ganando la complicidad del espectador.

Para ello, no duda en utilizar trucos metacinematográficos: el diálogo con la cámara o el artificioso rewind en el momento de rebelión de los rehenes.

Otra razón, es ver que esos rehenes no reaccionan como los típicos heroes de película, sino que són personajes pasivos (al igual que las víctimas anteriores y posiblemente lo serán las posteriores).

En definitiva, es otra llamada más al morbo del espectador. Ese morbo que le lleva a ver las baratas pelis de terror de los últimos tiempos. Un terror más centrado en la psicopatía humana que en monstruos fantásticos, los cuales están ocupados en tareas más lúdicas y lúbricas que en asustar al personal.

Resaltar también la influencia de esta película en otras como la española Secuestrados o la americana Bajo Amenaza.

            

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