viernes, 23 de noviembre de 2012

BORAU

Son pocas, pero memorables las imágenes que tengo de Jose Luis Borau. En principio, y sobre todo, la imagen de una persona con una gran serenidad y bonhomia que siempre irradiaba en sus apariciones públicas, que solo se vió alterada en aquella entrega de los goyas de las manos blancas, siendo él presidente de la Academia de Cinematografía.

Entre esos recuerdos puedo señalar el de sus películas, sobre todo Furtivos. La película con la que empezamos a ver una parte de nuestra historia que, hasta entonces había estado oculta. Ahora que algunos se quejan de la cantidad de películas existentes sobre la guerra y la posguerra civil, recordemos que, precisamente Furtivos fué una de las primeras en tratar el tema, aunque fuera de un modo tagencial.

Otro recuerdo se refiere al Borau actor, faceta poco conocida que desarrolló como otros famosos directores como John Houston, Sidney Pollack o Samuel Fuller. le recuerdo sobre todo en el papel de médico en Mi Querida Señorita de Jaime de Armiñán y el señorito de la anteriormente citada Furtivos.

También fué el artifice de una de las series de TVE recordadas con más cariño. Se trata de Celia, la niña traviesa y pizpireta que vivía sus aventuras en la España de los 20 y 30, creada por Elena Fortún.

En general, su cine trató sobre personajes sencillos atrapados en problemas, pero con una generosidad encubierta que influia en su alrededor. Títulos como: Tata Mía, Niño Nadie o Leo demuestran que su mirada siempre iba hacia los débiles y los desclasados en oposición a la sociedad egoista que nos ahoga.

 




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