martes, 27 de agosto de 2013

EL DICTADOR

Tendrá su público, pero Sacha Baron Cohen no me hace ni pizca de gracia, al igual que otros cómicos como Jim Carrie o Will Ferrell.

Es verdad que de de vez en cuando hacen algo destacable (El Show de Truman y The Majestic en el caso de Carrie, Mas Extraño que la Ficción en el de Ferrel). Baron Cohen demostró que puede ser un buen actor en Swenne Todd y en La Invención de Hugo.

En esta ocasión quiere enmendar la plana ni más ni menos que a Charles Chaplin con esta copia barata del Gran Dictador, cambiando a Hitler por este dictador árabe, mitad Sadam Husseim, mitad Gaddaffi. Humor de mal gusto racista y machista sin asomo de la crítica que tenía el original (solamente en el amago de discurso final se permite un ligero rapapolvo a la política bélica americana).

 

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