viernes, 23 de agosto de 2013

FELLINI OCHO Y MEDIO

No me he atrevido a dar un suspenso a una película tan alabada e incluso adorada por los críticos más sesudos, pero a mí no me gustó.

Quizá sea que no pude prestar la debida atención porque estaba ocupado intentando mantenerme despierto. Si, me estaba durmiendo.

La verdad es que me resultaba dificil seguir el argumento. Creo que iba de los sueños y recuerdos de un director de cine sin inspiración. Una sucesión de escenas inconexas llenas de personajes extravagantes y grotescos: escenas de mal gusto, a veces demasiado machistas. Trabajos pasados: la burguesía aburrida de la Dolce Vitta. Y futuros: la prostituta con los niños en la playa recuerda una escena de Amarcord. Desaforadas: la escena de Harem del protagonista.

Pero, ya digo, que quizá todo esto no forma parte de la película sino que solo son ensoñaciones de mi duermevela. Recuerdo, eso sí a una guapísima Claudia Cardinale como la musa idealizada del protagonista, y a la también bella Anouk Amiee como su mujer y único personaje cuerdo en medio de ese manicómio.

Destaca también como la mejor parte la circense apoteosis final gracias más a la música de Nino Rota que al caótico guión sin sentido.

PD. No tiene que ver con la película pero para que conste diré que el musical Nine tampoco me gustó.

 

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