viernes, 26 de octubre de 2012

EL CASO DEL RIÑON ASESINO

Es un tema recurrente en la literatura y el cine de terror. Desde Frankestein, el cientifico que quiso crear vida y con partes de cadaveres creó a su criatura. En la versión humorística "El Jovencito Frankesteín" de Mel Brooks, Igor, el ayudante del doctor, se confunde de cerebro y coge el de un peligroso criminal, con el resultado ya conocido.

En una historia de Bugs Bunny, este llega al castillo de un cientifico loco que le transplanta el cerebro de un monstruo.

En otras películas, los pacientes que han recibido un transplante, tienen sueños y recuerdos del dueño anterior del organo transplantado, que no acaban hasta que se deshacen de el, manos que actuan por su cuenta, doble personalidad.

Aviso para navegantes: todo lo anterior solo es ficción. No se conocen casos de que algo parecido haya sucedido en la realidad.


La ciencia siempre ha tenido que luchar contra la religión y la superstición. Galileo, Copernico, Miguel Servert, Darwin, incluso Louis Pasteur y Christian Barnard, fueron incomprendidos en su época. Como después se han criticado otros avances cientificos como la inseminación artificial (ahora se que hace tiempo que se practica, ver Isabel), la clonación o las celulas madre.

Tambien he visto y leido en estos días, lo inutil que eran las sangrias y la teoria de los humores vitales que se practicaban en la medicina medieval.

Por fortuna, todas esas supercherias e incultura han desaparecido, ¿o no?

Por lo visto, en la nueva Televisión Española no se han enterado de todos estos nuevos descubrimientos y aún siguen estancados en la edad media.   

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario