miércoles, 3 de octubre de 2012

OTOÑO CALIENTE

Hay días en que uno no está para películas. De vez en cuando está bien deconectar y echar un vistazo a la realidad aunque esta no nos guste, aunque sea para encontrarnos a un pais que presume de demócrata, pero que quiere juzgar a sus ciudadanos por manifestarse para pedir unos derechos que les están arrebatando poco a poco, mientras se perdona a los defraudadores. Cuando la cuadrilla del señor Rouco protestaba contra el matrimónio homosexual, la educación por la ciudadanía o la ley del aborto, tenian la bendición de los que hoy no permiten hablar a los parados sin subsidio, a los enfermos sin ley de dependencia, a los emigrantes victimas de un racismo encubierto, a los funcionarios que han visto recortado su sueldo, a la gente de la cultura que no se sienten valorados.

Ya no se trata de dinero, aceptamos (con reservas) que tengamos que hacer sacrificios y sufrir los recortes económicos, pero la dignidad humana no debería permitir ningún tipo de recorte, y menos por parte de estos dictadores de vía estrecha.

Dirán muchos que han sido elegidos por las urnas y tendremos que aguantar. En Venezuela Chavez también ganó unas elecciones y es criticado por todo el mundo. Hitler también fué elegido democráticamente y es considerado el mayor criminal de la historia, por lo cual, queda demostrado históricamente que la democrácia no autoriza a los políticos a hacer su santa voluntad por mucha mayoría absoluta que tengan.

Son los representantes del pueblo, si un acusado en un juicio tiene derecho a despedir a su abogado, que le representa, si considera que no le está defendiendo como es debido ¿Por qué tenemos que esperar 4 años para deshacernos de unos leguleyos picapleitos que no cumplen con su trabajo, e intentan acusar a su cliente en vez de defenderlo?

No soportan oir la verdad, nunca la han soportado, pero ya va siendo hora de que alguien se lo diga a la cara.

Siento esta soflama política, pero tenía que soltarla. Para los que echen de menos su encuentro cotidiano con el cine, os dejo con dos viejos amigos.

 

¿Quieres saber la verdad? No sopòrtarías la verdad.


¡Diputadoo! ¿Donde estás diputado? ¡Enseña la colita!

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