¿Que pasaría si la tierra estuviera a punto de chocar con otro planeta? Nos podría asaltar el pánico como en Deep Impact, o se podría buscar una solución desesperada como en Armagedon. En este tipo de historias siempre se pueden ver actos heroicos o las típicas escenas de vandalismo desesperado, huidas y atascos.
Lars von Triers, sin embargo, nos muestra tristeza, una depresión tremenda que deja a los invitados de una boda, y sobre todo a la novia, sumidos en la inacción en la primera parte de su película "Melancolía", pasando en la segunda parte a la espera del acontecimiento, con los personajes asumiendo su destino con las fuerzas vitales desgastadas y sin haber intentado nada, al fin y al cabo no son heroes, ni siquiera el actor de acción Kieffer Sutherland, aquí el dueño de la casa y cuñado de la novia Krysten Dust, sino simples personas normales que aguardan su fin no con ira, sino, como ya he dicho, con tristeza y resignación.
Una resignación que no tiene Liam Neelson ante unos lobos salvajes cercanos a los huargos de Invernalia en "Infierno Blanco", que puede compararse con alguna de esas películas de terror juvenil donde se puede recitar el reparto por orden de desaparición, tipo Viernes 13 o Halloween. Con la única diferencia de que aquí no se trata de adolescentes con las hormonas revueltas, sino de hombres hechos y derechos con pelos en el pecho.
Cine de autor y cine de acción de calidad, lo que normálmente se considera buen cine en comparación con el cine comercial, vulgo de palomitas. Está claro que la cuarta entrega de Misión Imposible, Protocolo Fantasma, nunca ganará ningún premio en ningún festival, ni siquiera estuvo nominada a los oscars. A pesar de ello, es una película muy entretenida que te mantiene enganchado con las aventuras de estos cuatro agentes capitaneados por Tom Cruise, emulando a Harold Lloyd en el Burj Halifa de Dubay, o rebotando cual bola de pinball en un aparcamiento elevado.
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