miércoles, 16 de enero de 2013

CINE ORIENTAL

No soy muy aficionado al cine oriental. Con la excepción del cine chino de las últimas décadas, con Zhan Yhimou a la cabeza, que ofrece buenas historias y espectáculo a la vez, las demás cinematografías orientales han ido tendiendo hacia la violéncia gratuita, como en el cine coreano, o al drama existencialista y la inspiración manga del japonés.

Hace poco he visto dos películas sobre artes marciales muy distintas entre sí: Ip Man. Es la biografía del maestro de Bruce Lee, centrándose en la época de la invasión japonesa. Una narración de estilo clásico cercano al melodrama bélico.

En cambio la tailandesa "El ültimo Luchador" es un contínuo desfile de golpes más o menos coreografiados con un mínimo hilo argumental.

Hubo una época en que el cine japonés brilló gracias a cuatro o cinco directores de gran maestria, cada uno con un estilo distinto: Yazujiro Ozu con sus historias intimistas que retrataba la vida cotidiana. Kenji Mizoguchi con sus historias basadas en el folkore y tradiciones. Akira Kurosawa con sus grandes producciones fue quizá el más popular en occidente por sus adaptaciones de Shakespeare: Ran, Kagemusa; sus historias entre la épica y el sentimiento: La Balada de Narayama, Dersu Ursala. Y sus Películas de aventuras copiadas por otro directores: Los Siete Samurais, Rashomon, Yoyimbo.

El cuarto de este selecto grupo es Nagisa Osima, quizá el más polémico por su película de alto contenido sexual El Imperio de los Sentidos, realizó más tarde la notable Feliz Navidad, Mr. Lawrence con David Bowie en una película que me recordó mucho al Puente sobre el Rio Kwai de David Lean. Era el único del grupo que quedaba vivo.
 
  

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